¿A qué se debe el atraso económico de América Latina?

jueves, 7 de octubre de 2010

La segunda revolución China

La segunda revolución China está demostrando un éxito inesperado. Después de la revolución comunista, el país más poblado del mundo emprendió transformaciones politicas, culturales y económicas profundas. Si bien el autoritarismo y centralismo del partido comunista, así como las violaciones a los derechos humanos siguen siendo lamentables, el éxito económico parece desvanecer todas las críticas en ese sentido.

Y es que el poderío económico de la China del siglo XXI es innegable. Estados Unidos, su principal acreedor, tiene el riego de perder el liderazgo mundial que ha mantenido desde mediados del siglo pasado, ya que, entre otras cosas su enorme deuda externa esta soportada y financiada por la economía China, quien además se ha convertido en un país altamente exportador y productor de muchos de los productos que se consumen en todo el mundo, pero especialmente en los Estados Unidos.

Esta segunda revolución China, si bien no se ha alejado de las prácticas e ideología comunista -maoísta, se basó especialmente en su apertura al mercado internacional. Y no solo para convertirse en un país maquilador, como lo es México, sino fue más allá; China fue capaz de aventurarse en los mercados financieros, en la adquisición de marcas, en el desarrollo de tecnología y en modernizar o crear la infraestructura industrial para producir a grandes escalas.

A pesar de que los logros en materia económica son indudables, aun hay quienes piensan, especialmente en Latinoamérica, que su éxito está basado solo en la piratería y el uso ilegal de patentes; incluso hubo muchos que auguraban que este éxito sería pasajero y se desmoronaría como un castillo de naipes. Nada más equivocado que eso. La economía China pelea de tú a tú con las tres grandes: Estados Unidos, Japón y Alemania.

Los aspectos operativos más importantes que dieron paso a esta segunda revolución, encabezados por el primer ministro Zhu Rongji en 1998 fueron:
a) La reducción de la corrupción del gobierno mediante el establecimiento del imperio de la ley y la firme implantación de reformas legales para fortalecer el estado de derecho.
b) La reducción en un 50% ! de la burocracia gubernamental.
c) Eliminar las empresas ineficientes y deficitarias del gobierno y permitiendo la participación de inversionistas privados a través de los mercados bursátiles de Shangai, Shenzhen  y Honk Kong.

Estos tres pilares, inspirados por un cambio intelectual y de actuar de los líderes del gobierno Chino, son en muchos sentidos innovadores. No estuvieron excentos de críticas y conflictos internos, especialmente frente a aquellos sectores pertenecientes al comunismo radical. Sin embargo, los logros demuestran que el riesgo valió la pena.

¿No es esta 2a Revolución China un ejemplo para los países latinoamericanos?
No solo habría que dejar de lado nuestros propios paradigmas, habría que tomar decisiones valientes para intentar, al menos intentar, un desarrollo económico más bollante.
De lo contrario seguiremos siendo una región eternizada en las "vías del desarrollo", solo que sin una máquina que nos remolque.

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